miércoles, 7 de diciembre de 2011

Inventándome una vida...

A pesar de mis intentos frustrados por la terapia de choque mi cabeza seguía sin encontrar nexos para según qué cosas.
Aparecían de repente recuerdos, mis hermanas, sus amigos, mis hermanos, nuestros viajes, mis amigos.
Los sentimientos eran de inmensa felicidad al acordarme de mis hermanas, iguales, encantadoras, pero que por alguna razón cuando preguntaba por ellas, todo el mundo a mi alrededor ponía cara de circunstancia. Cuando reunieron el valor, me contaron lo que había pasado. Maldije mi suerte por no poder recordarlo y por volver a experimentar ese dolor. En cambio recordaba detalles de la vida de una de ellas como blogs, fotos, o dedicatorias, pero las mías no. Además me entero que tengo dos hermanas más, son unos bebes preciosos con cara de melocotón, pero no me acuerdo de ellas. También tengo sobrinos no recuerdo ahora si 5 o 6, tendré que preguntar otra vez.

Mis visitas al médico se van espaciando, ahora tengo que ir una vez a la semana, allí le cuento si he tenido algún progreso o unión digna de mención y sobretodo lo desconcertada que me siento al recordar unas cosas y otras no. La explicación científica para esto suele ser la memoria a largo plazo y la de corto plazo, pero no me apetece seguir escuchándole. Todas las visitas son iguales, me hace las mismas preguntas cada vez que voy, casi respondo de forma automática y a veces hasta adorno los resultados con tal de que apunte en su cuaderno negro mis avances y pueda irme a casa. Sinceramente creo que no me voy a curar, por lo menos es lo que leo en los ojos del médico cuando me habla; además pone cara de codicioso cada vez que mis padres le pagan la visita. He pensado contárselo, pero mis hermanos aún siguen en el hospital y no quiero tener que preocuparles más. Quizá cuando salgan de allí pueda contarles lo mal que me siento y la forma en que me mira ese hombre. A veces me asusta.

Tengo miedo, miedo de no saber enfrentarme a las cosas, miedo de no recordar a parte de mi familia, de mis amigos, de los momentos vividos. Antes de todo esto yo era una estudiante normal, o eso me han dicho. No recuerdo qué estudiaba, ni dónde estudiaba, ni que hacía, ni que quería ser, ahora tengo que guiarme por lo que los demás me dicen pero es complicado no recordar quien eres y peor aun, no recordar quien querías ser. El miedo también es extensible a ese doctor, a veces tiene una mirada de animal sediento, otras ávido de información, otras de codicia y las menos de material médico para un articulo, me tiene de experimento.

Ahora simplemente espero a que los días se agoten uno tras otro sin más ganas que ver pasar el tiempo. Me siento una extraña en este cuerpo.

 Todo es tan difícil.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Emmm... hola, ¿quién eres?

Una vez más os pongo en antecedentes y luego seguiré con mi historia.

En mi familia tenemos una ley no escrita que debe cumplirse siempre, pase lo que pase, que consiste en que si por alguna razón te olvidas del móvil o has tenido que desprenderte de él en casa siempre estará enchufado para que no se apague nunca y que cuando el dueño vuelva tenga todas las llamadas y mensajes.

Pues bien, una vez salí del hospital mis padres me dieron mi teléfono y lo que me encontré fueron cerca de 157 llamadas perdidas, unos 50 mensajes de texto en la bandeja de entrada y en espera otros 35, en efecto, soy alguien bastante querida.
Pero el problema viene cuando de todas esas llamadas y mensajes no te acuerdas de nadie y no entiendes nada de lo que dicen. Mientras miraba la pantalla con desconcierto, intentaba buscar una solución y una respuesta a todos esos, amigos, conocidos, casanovas, etc. Como pasaban las horas y no tenía ni idea de cómo afrontar todo, decidí encender el ordenador, mirar el correo electrónico y descubrir otra avalancha de e-mails a los que tampoco sabía cómo reaccionar.
Mi decisión final en cuanto al correo fue mandar un mensaje global en el que explicaba que no sabía quien era cada uno, no podía relacionar nombres con caras, ni recuerdos. Y en cuanto al móvil... no me quedó otra solución mas que ir llamando de uno en uno a cada persona que se preocupó lo más mínimo por mí.
Como imagináis la situación fue un poco-bastante extraña, tanto para mí, como para los receptores de dichas llamadas. Que empezaban tal que así:
- Emm... hola, no se muy bien quien eres pero he visto llamadas tuyas.
Algo realmente incómodo para ambos. Tras esta frase inicial llegó la interminable explicación del porqué de mi pérdida "repentina".

Después de dos días de llamadas y mensajes empecé a ver un poco la luz, pero era intermitente.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El principio de todo

Bueno, lo primero es presentarme, soy La Chica sin Memoria. Este nombre se lo debo a un blogafantas, que aun sin saberlo me ha inspirado para que empiece este blog. Los motivos por los que escribo los explico mas abajo, pero en esta y sucesivas entradas os contaré cosas de mi día a día intentado ubicarme en el mundo y buscando respuestas a tantas cosas que dan vueltas por mi cabeza.  Así que para empezar, os pondré en antecedentes:

Hace unos meses, tuve un accidente de coche cuando iba de camino al aeropuerto con mi familia, para irnos de viaje familiar, con motivo del cumpleaños de mi madre. Por desgracia, el coche en el que íbamos dos de mis hermanos y yo, se salió de la carretera intentando evitar a otro coche, que invadió nuestro carril, aunque yo no recuerdo nada de todo eso. Así que decidí escribir este blog para poder contar mis pensamientos, para desarrollar mi lenguaje e intentar enlazar los momentos que no consigo encajar todavía. Tras el accidente, un día sin saber muy bien cómo, ni porqué me desperté de algo que llamaron "coma" y me encontré rodeada de gente que no conocía, en la cama de un hospital y totalmente desconcertada. Intenté preguntar, hablar, decir lo que fuera, pero mi boca no respondía, ni siquiera mis piernas me hacían caso.

Mi memoria decidió tomarse unas vacaciones y decidió que ya era hora de que empezase a trabajar mi sistema cognitivo sin ella; debido a una hipoxia cerebral, por suerte leve, tuve que reaprender a hablar.
Pero según pasaban los días las imágenes venían a mi cabeza sin poder encontrar un nexo de unión. Poco a poco, por fin, pude empezar a unirlas, familia, amigos, etc. pero siempre había recuerdos de gente que no veía por ningún sitio.

Días mas tarde salí des hospital como quien descubre el mundo por primera vez, todo era asombroso, los colores, las formas, las sensaciones, etc.  Lo peor fue cuando llegué a casa...

(...continuará...)